Iván Aledo ha elaborado el montaje de más de ochenta films y series de televisión desde finales de los años setenta. En largos de ficción ha trabajado entre otros con Emilio Martínez Lázaro, Julio Médem, Manuel Iborra, Álvaro Fernández Armero, Daniel Monzón, Antonio Hernández, Javier Fesser y en el último film de Berlanga, “París Tombuctú” (1999). Entre sus numerosos documentales, se cuenta la pieza de culto “El encargo del cazador” (1990), de Joaquim Jordà.
Dibujante, buen conocedor de Robert Bresson (muchos de sus amigos cuentan con un regalo de Iván, un ejemplar del libro “Notas sobre el cinematógrafo” de este director francés), Aledo es profesor de montaje en diversas escuelas, como la Escac de Terrassa (Barcelona), transmitiendo de este arte y oficio el conocimiento y –sobre todo- la pasión.
Debe destacarse la colaboración de Aledo con una de las etapas más conocidas de Julio Médem, para quien monta “Tierra” (1996), “Los amantes del Círculo Polar” (1998), “Lucía y el sexo” (2001) y la reciente y aún no estrenada “Ma Ma” (septiembre del 2015).
En una página web de Julio Médem puede leerse:
- “En 'Lucía y el sexo' Iván Aledo tuvo el reto de resumir un bruto de imágenes de unas ochenta horas en poco más de dos. Así se explican las diecinueve versiones del montaje que se realizaron del quinto filme de Médem”.
Con Álvaro Fernández Armero trabaja en un cortometraje de gran repercusión, “El columpio” (1991) y en los largometrajes “Todo es mentira” (1994), “Nada en la nevera” (1999) y “El arte de morir” (2000).
Con Emilio Martínez Lázaro en “Los peores años de nuestra vida” (1994), “Carreteras secundarias” (1997), “La voz de su amo” (2000) y “La montaña rusa” (2014).
Con Manuel Iborra en “El tiempo de la felicidad” (1997), “La dama boba” (2006) y “The leftlovers” (2015).
Con Antonio Hernández en “Los Borgia” (2006) y “El capitán Trueno y el Santo Grial” (2011).
Otros de sus films son “Mientras haya luz” (1987) de Felipe Vega, “Ander eta Yul” (1988) de Ana Díez, “El corazón del guerrero” (1999) de Daniel Monzón, “La gran aventura de Mortadelo y Filemón” (2003) de Javier Fesser, “El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo” (2004) de Enrique López Lavigne y Juan Cavestany, “Ausentes” (2005) de Daniel Calparsoro, “El método” (2005) de Marcelo Piñeyro, “Mortadelo y Filemón. Misión: Salvar la Tierra” (2008) de Miguel Bardem, “Entre lobos” (2010) de Gerardo Olivares, el documental “Guadalquivir” (2013) o la serie “El príncipe” (2014-), de Telecinco.
- “Desde niño me gustaba contar las películas, a veces me las inventaba pero casi siempre eran las que ya había visto. De alguna manera siento que ahora sigo haciendo lo mismo, leo lo que se cuenta en un guión, veo y oigo lo que se ha rodado y lo ordeno y cuento de nuevo, ayudo a contar historias. Mi relación con el cine sigue siendo la de un aficionado, no tengo la sensación de que sea un trabajo ni de ser un profesional, sólo me considero un privilegiado porque me dejan contar la misma historia una y otra vez y probar la forma de contarla de la manera más precisa, más divertida o más emocionante. Y si me preguntaras cuáles son las claves de este “oficio”, las que te permiten mantener esa frescura de la historia contada por primera vez, te diría que son la pasión y el arrebato. La pasión para estar horas y horas jugando con el tiempo y dos o tres asociaciones de imágenes y sonidos, y el arrebato para emocionarte ante cada descubrimiento y creer que esa emoción que sientes puede llegar a los espectadores”.
El montaje cinematográfico: del guión a la pantalla
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